El inicio de la primavera en el hemisferio norte se alinea de forma galáctica con el equinoccio. El momento exacto en el que el día y la noche tienen la misma duración. Este uno de los dos momentos en el año donde se manifiesta un equilibrio perfecto en toda la energía que nos circunda. Es el momento de la elipse (órbita), que dibuja la Tierra alrededor del Sol, en el que está más cerca de él.
Astronómica y astrológicamente significa el inicio del año. Estamos ante un nuevo comienzo, un ciclo en blanco para crear y manifestar todo aquello que anhelamos, para vivir con nuevos bríos los próximos 365 días que nos esperan. Para disfrutarlos, agradecerlos y llenarlos con lo mejor que tenemos. Vivirlos intensamente con lo que cada uno de ellos nos enseñe y nos muestre. Para ser quienes somos día a día.
Es un tiempo mágico en el cual la Tierra entra en un equilibrio energético y nos invita a hacer lo mismo, a buscar dentro de cada uno de nosotr@s ese equilibrio interno. Se trata de entrar en un proceso de neutralidad y de paz. Tanto afuera, como adentro y si lo hacemos consciente es más fácil lograrlo.
A pesar de los tiempos que nos han tocado vivir, hagamos un pacto con nosotr@s mism@s para encontrar la neutralidad y el equilibrio que nos trae el equinoccio. Hagamos consciencia para estar en nuestro centro cada día, por buscar la paz dentro del corazón. Y desde ahí irradiarla al mundo. Recordemos que la paz del mundo se dará, cuando todos sus habitantes la hayamos conquistado. Así que tómate un momento, detente y pregúntate:
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