Vivimos en un mundo dual donde existen luz y oscuridad, arriba y abajo, adentro y afuera, noche y día, Sol y Luna y dentro de nosotros también existe esta dualidad. Tenemos energía masculina y femenina. Son opuestos necesarios que se entrelazan, son extremos de una misma realidad que se complementan.
La energía femenina corresponde a lo espiritual, a lo más guardado, lo más íntimo, nuestras emociones. Es el dar, gestar, recibir e inspirar. La suavidad, lo sutil, la ternura, la intuición y la conexión.
Por el otro lado está nuestra energía masculina que es, igual que la femenina, intrínseca a todo ser humano. Esta energía es la que nos da dirección, claridad, es lo que mostramos a los demás, nuestros pensamientos, nuestra lógica, nuestra parte luz. El orden, lo tangible, lo definido, lo concreto, la acción y el logro.
Es esta energía la que nos permite ponernos metas y alcanzarlas, trazar un plan de acción y seguirlo. Es la parte que nos provee de alimento, de experiencias y de recursos, es la que nos permite sobrevivir. Es la energía de dar, de sembrar y conquistar.
Necesitamos de ambas para vivir en este mundo y lo mejor es tener ambos aspectos en equilibrio, pues eso nos permitirá avanzar y crecer de manera ordenada y sana. Sin embargo, es muy común que tengamos alguna de las dos más despierta o activa y que la otra nos cueste mayor esfuerzo encontrarla, o incluso podemos esconderla o negarla. Un ejemplo de esto puede ser alguien muy racional que le cuesta trabajo tocar sus emociones. O bien puede ser alguien extremadamente sensible y creativo que no encuentra cómo vender su arte.
En la medida en que conocemos las dos energías y sus cualidades podemos observarlas y descubrirlas en nosotros mismos. Podemos estar en contacto con lo que sentimos y somos, así como pensar fríamente y hacer lo que corresponde. Podemos balancearlas para echar mano de las dos cuando el momento lo requiera.
Cuando logramos establecer un equilibrio en nuestras energías, podremos darle intención y materializar todo aquello que deseamos. Podemos lograr que ambas energías estén a nuestro servicio y que trabajen a nuestro favor y tener así, la vida que soñamos;
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