El apego es una palabra que está en boga desde hace un tiempo y que se usa mucho,
especialmente, en el ambiente espiritual. “Es importante vivir el desapego”. “No vivas apegado a nada ni a nadie” son frases que escuchamos constantemente. Empecemos entonces por definir lo que es el apego y luego reflexionemos un poco sobre ello.
Apego se define como: “el aprecio o inclinación especial por algo o alguien”, de manera
opuesta, el desapego es “la falta de afecto o interés por una persona o cosa”.
Entendamos que el apego, según su definición, es lo que nos permite vincularnos con otros seres, que establece relaciones especiales y de afecto y por lo tanto es importante que exista apego en nuestra vida. De hecho, es indispensable un apego sano con nuestra madre en nuestra primera infancia pues eso nos hará fuertes a lo largo de la vida.
Cuando el apego se desequilibra, cuando se vuelve enfermizo, nos puede llevar a la dependencia y es ahí cuando puede ser nocivo. Es entonces un buen momento para preguntarnos si deberemos sostener este apego o ya es momento de aplicar el desapego; de soltar y dejar ir.
Muchas corrientes espirituales promueven el desapego como un estado de iluminación, un despertar en el que podemos vivir libres y sin ataduras. Es como llegar a un grado superior en el que ya no necesitamos de nada ni de nadie. Eso es casi como vivir en una cueva aisladamente como un ermitaño. Pero en este plano material de tercera dimensión, necesitamos la interrelación de unos con otros. Somos seres sociales, gregarios y los vínculos que formamos son muy importantes, le dan sentido a nuestra vida, a nuestro existir.
De hecho, entre más profundos sean los vínculos que formamos, ya sea con otras personas,
con los animales o incluso con algunas cosas (se me ocurren algunos cuarzos, plantas, etc.),
más felices nos sentimos. Los vínculos tienen la capacidad de aportar a nuestra vida paz,
alegría, salud, bienestar.
Creo que es importante encontrar un equilibrio entre el apego y el desapego, de igual manera como es importante mantener una independencia y establecer vínculos sanos y duraderos. La próxima vez que escuches que es importante el desapego, primero pregúntate ¿qué tan sana es esa relación? y si no hay en el fondo algo de temor al compromiso, pues también el desapego puede ser una excusa para huir de éste y de la vulnerabilidad.
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