Mucho de lo que nos impide disfrutar en la vida, alegrarnos, ser como somos y expresar lo que pensamos es cuando hay un sentimiento profundo de no ser suficiente, sentirse una persona inadecuada por tal o cual cosa. Sentir que no encajo o que no soy “normal”.
Tenemos un sentido biológico de pertenencia, una necesidad de ´ser parte´ que está en
nuestra naturaleza. Y es que hay en un mandato en nuestro cerebro límbico que nos dicta que si somos excluidos de la manada, moriremos. De tal forma que ese mandato nos empuja inconscientemente todo el tiempo a pertenecer, a intentar encajar en los estándares que nuestra sociedad ha establecido y que son parte del inconsciente colectivo.
Entonces, ¿cómo hago para poder ser yo misma sin sentir que quedo fuera? Esta pregunta no tiene una respuesta fácil, ni una pócima mágica para resolverla. Se trata cobrar consciencia de que podemos ser tal como somos y que no por eso seremos excluidas, ni van a dejar de amarnos y aceptarnos. Que en realidad soy yo la única persona que debo primero aceptarme y amarme para que los demás también lo hagan.
Soy yo quien tiene que entender que:
Soy suficiente si decido cambiar de opinión.
Soy suficiente si pongo límites.
Soy suficiente si elijo no pertenecer más al grupo en el que estuve por años.
Soy suficiente si cambio mi estilo de vida.
Soy suficiente si modifico mi apariencia física.
Soy suficiente aun cuando no cumpla con los estándares sociales y familiares.
Soy suficiente si me equivoco y cometo errores.
Soy suficiente siendo yo en cada etapa de mi vida y en cada rol que elija.
Soy suficiente, así como soy, como estoy y como me siento.
¡Soy suficiente SIEMPRE!
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