Así, por ejemplo, si la crisis fue de salud, lo más probable es que nos haya costado tiempo. Tiempo de recuperación, de reposo, tal vez de aislamiento. Poner en pausa la mayoría de nuestras actividades, pues el cuerpo está en una emergencia y no tiene otra capacidad más que concentrar toda su energía para eliminar lo que lo está deteriorando y luego para reparar lo que se haya dañado. Eso cansa y debilita al organismo y deja muy poca energía para cualquier otra cosa. Y mientras el cuerpo está en todo esto, la mente también necesita parar y muy probablemente se enfoque en pensar en lo que nos está pasando, en cuánto tiempo tardaremos en volver a estar bien, etcétera. Por otra parte, se detonan las emociones, quizá hay enojo, tristeza o frustración…